Hace poco una persona de mie entorno se preguntaba cuál era el camino para comprender a las mujeres. Bien, generalmente, no me digaís por qué suelen ser los más machistas y acomplejados los que suelen planterase temas como : cómo tratar a una mujer, a las mujeres no hay quien las entiendan etc.
Quizas acallar un poco de ese dialogo interno masculino que tienen les dría bien mas que nada porque escucharía y quizas prestarían atención alas necesidades que desde el mundo más delicado y sutil se les ofrecen.
Sin que sirva de precedentes y para todos aquellos que buscan respuestas y no ven en esto crítica, Sor Juana Inés de la Cruz arguye la inconcruencia de algunos hombres...(curioso que se me viene a la mente uno....)
Ahi lo dejo, que si a alguien se le enciende una luz, por bien empleado lo tendré.
Hombres necios que acusáisa la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.
Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren biensi las incitáis al mal?
Combatís su resistenciay luego,
con gravedad,
decís que fue liviandadlo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis,
con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para, pretendida, Tais;
en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual:quejándoos si os tratan mal;
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis,
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
a otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templadala que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada?
Mas entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere,
y quejaos enhorabuena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogadao el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?
¿Pues para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis de afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesas e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
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